jueves, 24 de mayo de 2007

Toni Rumbau en Estambul


La semana pasada estuvo en Estambul mi amigo Toni Rumbau acompañado de Jorge Raedó presentando su espectáculo A dos manos en el X Festival de Marionetas de Estambul, como podéis ver tuvimos tuve tiempo de charlar con él en mi lugar favorito, dándole a la cachimba. Toni me ha dejado su libro La catedral de las ruinas. Es varias novelas en una: novela de aventuras, novela esotérica e iniciática, novela de fantasía mitológica y novela urbana de la Barcelona postolímpica. El mundo de la mitología egipcia con algunos de sus personajes más emblemáticos se cruza con una visión canallesca y a la vez entrañable de la Barcelona actual que se nos ofrece desde la perspectiva insólita de los muertos de la ciudad. A través de una prosa que fluye espontánea, Toni Rumbau entrelaza todos estos mundos con un fresco y agudo sentido del humor. Me lo he llevado a Kars y me está gustando mucho, ya sabéis como me gusta todo eso de los Egipcios, las construcciones de catedrales y demás …
Lo mejor es el siguiente fragmento ya sabéis porqué “Cafés donde se bebía té, vino y café, y, lo que constituía su mayor atractivo, dónde se servían narguiles, atendidos por jóvenes mozos difuntos, duchos en la ciencia de los carbones encendidos, siempre dispuestos a servir a los fumadores el mejor de los tabacos, fuera más o menos perfumando según los gustos de cada cual. El narguilé abría a los muertos las puertas de la imaginación y del viaje interior, y así, mientras se hallaban sentados en la puerta del café gozando los sonidos de la calle y arrullados por el gorgoteo que hace el humo al pasar por el vientre de agua de la pipa, podían los difuntos fumadores recordar los viejos tiempos, y desplazarse todavía más allá, hacia los orígenes remotos de la especie, con sus dioses y sus creencias absurdas, o hacia los futuros actuales con sus dosis de racionalidad y alta tecnología, motivo por el que estos cafés eran envidiados por las demás naciones de muertos del mundo entero, lo que hacía que muchos acudieran a ellos sólo para fumar el narguilé, convertidos así en activos centros de un turismo de ultratumba placentero y altamente civilizado.

Desde aquí le mandamos un fuerte abrazo a Toni y esperamos reanudar las tertulias del narguile. La foto de los tres fumando es de Jorge Raedó.

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